sábado, 31 de diciembre de 2011

Reflexiones de madrugada.

Twitter. Sí, twitter. Y está mal que lo diga en blogger.
En fin, gilipolleces.
Estaba leyendo twits de alguien que gana diner con su twitter.
Sabiduría en 140 caracteres que te da dinero.
Por qué? Porque es un espacio publicitario que decenas de miles de seguidores ven al día.
En la generación anterior a la mía había gente que se acostaba con famosos y salía en telecinco.
Luego era gente que se acostaba con gente que alguna vez se había acostado con alguien que en su día fue famoso. Esa gente llama a los instintos más básicos y peor interpretados de los seres humanos.
Y ahora tenemos twitter. Donde gente que ni siquiera se ha acostado con nadie famoso gana dinero con un par de frases fáciles y viejas aludiendo otra vez a los instintos más básicos y reprimidos de la gente. Los de telecinco a marujas que no tienen la caña que necesitan, y los de twitter a jóvenes que creen que hablar de sexo es moderno o algo.
(Hala, un twit de sexo, retwittea)
Habéis convertido un medio en un fin. El medio era twitter, una forma de comunicación(de mierda, para gente que no puede articular oraciones de más de 140 caracteres sin sufrir una hemorragia cerebral por el esfuerzo de escribir una frase subordinada a otra. Se ha convertido en un fin, en ser twittero, da igual que lo que digas tenga algún ápice de inteligencia mientras le pongas un hashtag delante.
Sólo lo digo porque yo tengo que abrirme la cabeza con talf(he de decir que sin mucho entusiasmo ni dedicación) y hay gente que cobra por decir…pendejadas.
El sexo vende.
Y tú, vicent, estudias para la profesión más alejada de él
(Por lo menos para los telecos, las antenas son fálicas).
Eh, que te calles, y punto.

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